Historia del Aceite de Oliva Virgen Extra

Son pocos los alimentos que nos han acompañado tanto tiempo a lo largo de la historia como el aceite de oliva virgen extra. Ha sido más que un ingrediente, ha sido símbolo de vida, salud y cultura. Su historia es tan antigua como fascinante, englobando siglos de tradición, sabiduría y pasión por la tierra. 

De las raíces antiguas al Mediterráneo 

El olivo, árbol milenario, tiene su origen en la región Creciente Fértil, entre Siria, Palestina y el actual Líbano. Los primeros indicios de cultivo del olivo están datados hace más de 6000 años. Desde el Creciente Fértil se extendió a Egipto, Creta y Grecia, fue aquí donde se convirtió en algo más que un alimento: era medicina, cosmético y servía de ofrenda a los dioses. 

Los griegos lo llegaron a considerar un regalo divino. Según la mitología, la diosa Atenea hizo brotar el primer olivo en Atenas y fue desde entonces que el aceite de oliva simbolizó la paz y la sabiduría. Los romanos perfeccionaron su producción y distribución, construyeron prensas y desarrollaron técnicas que aún hoy inspiran a los productores. 

El aceite que iluminó el mundo 

Durante siglos, el aceite de oliva no solo se usó para cocinar. Fue también fuente de luz, empleado en lámparas que iluminaban los hogares, templos y calles. En muchos pueblos del Mediterráneo, el aceite era tan valioso que incluso se utilizaba como moneda de intercambio. 

Con la expansión del Imperio Romano, los olivares se extendieron por toda la cuenca mediterránea: desde la península ibérica hasta el norte de África. En España, el olivo encontró un hogar perfecto, con suelos fértiles y un clima ideal. Con el paso de los siglos, el país se convertiría en el mayor productor de aceite de oliva del mundo, un título que mantiene hasta hoy. 

El renacer del “virgen extra” 

Aunque el aceite de oliva siempre fue apreciado, el concepto de aceite de oliva virgen extra es relativamente reciente. Se refiere al jugo puro obtenido únicamente mediante procedimientos mecánicos, sin aditivos ni procesos químicos. Es, literalmente, el zumo natural de la aceituna, conservando todos sus aromas, sabores y beneficios. 

En las últimas décadas, ha habido un renacimiento del interés por la calidad, la trazabilidad y el respeto por el proceso artesanal. Pequeñas almazaras y productores locales han devuelto al aceite de oliva su valor como producto gourmet, promoviendo la cata y la cultura oleícola. 

En O-Med combinamos la pasión por el aceite con la experiencia de generaciones. Controlamos todo el proceso, desde la recolección hasta el embotellado, para garantizar la máxima calidad. Elaboramos aceites de cosecha temprana, extraídos en frío y conservados con nitrógeno para mantener intactos sus aromas. Además, nos preocupamos de que su producción sea sostenible y respetuosa con el medio ambiente, formando parte del proyecto Olivares Vivos, que promueve la biodiversidad en los olivares. 

Más que un alimento, una herencia viva 

El aceite de oliva virgen extra es el alma del Mediterráneo. Está presente en nuestras mesas, pero también en nuestras historias familiares, en los recuerdos de nuestros abuelos recogiendo aceitunas y en la sensación de mojar pan en ese oro líquido que resume siglos de trabajo y tradición. 

Cada botella de AOVE cuenta una historia que comenzó hace miles de años, bajo un sol antiguo que sigue brillando sobre los mismos olivares. Es una historia de tierra, de manos y de tiempo… una historia que aún se sigue escribiendo.

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