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El aceite de oliva es uno de los pilares de la dieta mediterránea y, sin duda, un ingrediente que va mucho más allá de la cocina. Nos aporta sabor, aroma, textura y también es beneficioso para la salud. Pero, ¿sabías que no todos los aceites de oliva son iguales? De hecho, existen distintos tipos que varían en calidad, proceso de elaboración y características organolépticas.
A continuación, veremos cuáles son los principales tipos de aceite de oliva y qué los diferencia.
1. Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE)
Es el aceite de mayor calidad. Se obtiene directamente de aceitunas en buen estado y únicamente mediante procesos mecánicos, sin aditivos ni refinados. Es el zumo de la aceituna, procede de tan solo estrujarla. Su nivel de acidez es muy bajo (menos de 0,8%) y conserva todos los aromas y sabores de la aceituna.
El aceite de oliva virgen extra es ideal para consumir en crudo: ensaladas, tostadas, platos fríos y también para darle el toque final a guisos y carnes.
Hay que tener en cuenta que la acidez es un indicativo de calidad siempre y cuando hablemos de aceites de oliva virgen o virgen extra. Una vez que hay un proceso de refinado la acidez es eliminada por el propio proceso, es por esto que todo aceite refinado tiene una acidez de 0.
2. Aceite de Oliva Virgen
Es lo mismo que el virgen extra pero con algún ligero defecto, el fruto no está completamente bien o en el proceso ha habido algo que lo ha deteriorado. Se produce también solo con procedimientos mecánicos, pero puede tener una acidez algo mayor (hasta un 2%) y ligeras imperfecciones en el sabor o el aroma. Aun así, sigue siendo un aceite natural y con buenas propiedades.
Suele ser una opción intermedia, recomendable tanto para cocinar como para usar en crudo.
3. Aceite de Oliva
Es el más común en los supermercados. Se obtiene mezclando aceite de oliva refinado con una pequeña proporción de virgen para darle sabor.
El refinado elimina impurezas, pero también parte de las propiedades nutricionales y aromáticas. Es más suave y económico, por lo que muchas personas lo usan sobre todo para freír o cocinar a altas temperaturas.
A menudo lo encontrarás en el etiquetado como “aceite de oliva 0,4” y se asocia a que, teniendo esta baja acidez, es un producto de mayor calidad. Pero esto es erróneo ya que, como hemos explicado previamente, la acidez es solo indicativo de calidad para aceites de oliva virgen y virgen extra, ya que la acidez se elimina en el propio proceso de refinado. Por lo que la baja acidez proviene de la pequeña proporción de aceite de oliva virgen que se le añade.
4. Aceite de Orujo de Oliva
Este tipo se elabora a partir del orujo, es decir, los restos sólidos que quedan tras prensar la aceituna (piel, hueso y pulpa). A través de procesos químicos y de refinado se extrae el aceite, que luego se mezcla con algo de aceite virgen para mejorar su sabor.
No es tan valorado como los anteriores, pero puede usarse en hostelería o para frituras prolongadas, ya que aguanta bastante bien las altas temperaturas.
¿Qué aceite elegir?
Depende del uso y del presupuesto del que se disponga. Si quieres lo mejor para tu salud y para disfrutar de sabores auténticos, el aceite de oliva virgen extra es insuperable. Para cocinar a diario sin gastar demasiado, el aceite de oliva virgen puede ser una buena alternativa. O puedes elegir un virgen extra algo más madura, si no quieres perder propiedades del zumo de aceituna.
Lo importante es conocer las diferencias y elegir el que mejor se adapte a tu cocina y a tus gustos.
Y si lo que buscas es un aceite de calidad superior, en OMED ofrecemos una opción de aceite de oliva virgen extra de alta calidad ideal para consumir en crudo. En cambio, si prefieres un formato más grande, también puedes optar por nuestra segunda marca, Molino la Condesa un aceite de oliva virgen extra más maduro de uso diario que sirve tanto para consumir en crudo como para freír.
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